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Hank, el coleccionista de tablas de surf que no las quiere vender
Mike visita a Hank en California y se contagia de su modo de vida en contacto con la naturaleza pero se va sin ninguna tabla de surf. Descubre por qué.

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En Cazatesoros tenemos la oportunidad de entrar y salir de mundos muy diferentes y encontrar nuevos productos. En este caso, nos olvidamos de los motores para adentrarnos en una casa llena de tablas de surf y conchas marinas. Porque los objetos de coleccionista pueden estar en cualquier parte.
Mike se desplaza hasta Summerland, en California y descubre la propiedad de Hank, donde se respira la cultura del surf por cada rincón.
Pero los negocios no son fáciles con él por una sencilla razón: la pasión y el valor sentimental que para él tienen sus piezas. Ninguna está a la venta. Hank prefiere despertarse y ver todos los días desde su ventana sus incontables tablas de surf antes que venderlas.
Tiene de todo tipo, algunas muy especiales, con dibujos, o que proceden de los años 60, 70, 80 o 90, de cuando iba al instituto, ¡y se graduó en el 61! Tiene tablas de 70 años y posee una de las primeras de espuma de San Diego.
Aunque no competía, solo surfeaba por placer, este historiador y mentor del surf admite que todavía tiene tablas sin estrenar y que planea hacerlo, ¡porque sigue en activo!
Su pasión siempre fue la misma allá donde fuera: la conexión con la naturaleza y con su yo interior y el océano, porque, tal y como cuenta, al coger una ola te conviertes en parte del océano, y no hay nada más poderoso.
Sin duda, hemos encontrado un tesoro en su casa y en su forma de vida, que podría igualar a varias vidas en una.
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